La velocidad con la que se está ralentizando el crecimiento económico en todos los países desarrollados es muy rápida, lo que hace prever una recesión profunda y de duración incierta.
A pesar de que España tiene uno de los sistemas financieros más sólidos, va a estar inmersa en este proceso, por lo que la gestión de los riesgos, los márgenes y la productividad se convertirán en elementos fundamentales para capear la crisis.
En el año 2009 continuará registrándose una demanda de crédito muy deprimida, aunque la bajada de tipos es un estímulo positivo que podría tener efectos a lo largo de este año.
El proceso de desapalancamiento de las empresas y familias debería gradualmente incrementar las tasas de ahorro, hasta ahora en niveles muy bajos.
La tasa de mora continuará incrementándose, a lo que se unirá la volatilidad de los mercados, con condiciones de financiación difíciles para la banca.
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