La deuda subordinada es un tipo de renta fija (aseguran los intereses) pero con características inferiores a las emisiones normales, conocidas como senior, principalmente porque el titular de la subordinada queda por detrás de todos los acreedores en preferencia de cobro si la empresa suspendiese pagos.
Las acciones preferentes no son acciones como tales, ya que no otorgan derechos políticos al inversor, ofrecen una retribución fija (condicionada a tener beneficios) y no tienen vencimiento, es decir, su duración sería perpetua.
Como cotizan en el mercado habría que acudir a él para recuperar el capital. En el caso de los bonos subordinados se puede llegar a vencimiento, pero en las preferentes no, porque no existe.
El problema es que al pasar los años se vuelven menos líquidos por lo que puede ser difícil desinvertir. Además que con la renta fija se pueden tener pérdidas.
En la deuda subordinada no se cobrarían los cupones establecidos cuando la entidad suspenda pagos.
Por el contrario, no hay que llegar a tal extremo en la acciones preferentes, ya que si la sociedad no tiene beneficios se anularían los intereses por abonar.
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