Las economías de Europa del Este son aún débiles debido a la desaceleración a nivel doméstico, la caída de las exportaciones, la menor inversión extranjera y el cierre del grifo del crédito por parte de los bancos europeos allí presentes.
Todo ello ha provocado un desplome del 77% del índice MSCI de Europa Emergente desde los máximos de 2008 (el MSCI World cae un 49%) y un descenso de las divisas del 40% de media frente al dólar.
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