Comentábamos días atrás que la tendencia principal continuaba siendo bajista y que en el corto plazo teníamos un impulso alcista, pero nada más que eso, no suponía un cambio de tendencia.
En principio, el panorama continúa siendo el mismo, poco ha variado desde entonces, salvo el hecho de que en las últimas sesiones el S&P500 FUT solo puede subir hasta niveles de 800 puntos para rebotar a la baja, cuando antes lograba impulsos mayores.
Seguimos manteniendo el nivel de los 870 puntos como la barrera del bien y del mal, pensando que en los primeros intentos es muy difícil que la pueda superar.
Esto no significa que deba de alcanzar este objetivo de subida, sino que es nuestro top inicial.
Por debajo, la zona comentada de los 745-763 puntos sigue vigente y de momento no se pone a prueba.
Muchos inversores conservadores la están esperando, aunque seguramente para operaciones de abrir y cerrar en la misma sesión en busca de un rebote al alza.
El peor enemigo del sector financiero ha comenzado a hacer acto de presencia. La temida morosidad en las cajas de ahorros continúa creciendo.
Este hecho implica que soliciten una inyección de capital bastante elevado para los próximos dos años.
Es lógico que asistamos a un repunte de la morosidad, principalmente debido al aumento del paro y a la desaceleración de la actividad económica.
En principio se espera una tasa media del 8 % para el sector.
Es cierto que existen varias opciones para intentar paliar este drama, tales como la concentración de las entidades, la liberalización de parte de su cartera industrial, la emisión de cuotas participativas para la obtención de recursos, etc.
Pero la opción escogida es la recapitalización directa por parte del Gobierno a través del Fondo de Garantía de Depósito (FGD).
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