La Comisión Nacional del Mercado de Valores ha advertido del riesgo que se asume invirtiendo en participaciones preferentes.
Es un instrumento complejo y de riesgo elevado que puede generar rentabilidad, pero también pérdidas en el capital invertido.
Las participaciones preferentes son valores emitidos por una sociedad que no conllevan ni la participación en el capital ni derecho de voto.
Tienen carácter perpetuo, es decir, sin una fecha límite, y su rentabilidad, que suele ser variable, no está garantizada.
Además, la remuneración de estas participaciones está condicionada a la obtención de beneficios.
También tienen riesgo de iliquidez, ya que las preferentes no cotizan en bolsa, se negocian en un mercado organizado, pero su liquidez es limitada y no es fácil deshacer la inversión. Muchos inversores llevan meses, en algunos casos años, para poder vender sus preferentes porque no encuentran contrapartida.
Las preferentes conllevan costes que inciden de forma significativa en la rentabilidad de la inversión, como las comisiones de compra y venta, las de intermediación y los gastos de administración y custodia.
Otro inconveniente es que en caso de insolvencia, las preferentes se sitúan por detrás de todos los acreedores, aunque por delante de las acciones ordinarias.
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