Aunque pueda parecer difícil, los bancos saben cómo ganar dinero aunque no concedan créditos.
La cuestión es que bancos y cajas de ahorros toman dinero prestado al 1% a un plazo de hasta 12 meses y, en vez de prestarlo, lo invierten en deuda pública, que da una rentabilidad del 3,49% (en el caso de Alemania) o de hasta el 4% en España.
La diferencia entre ambos tipos, tres puntos porcentuales, es el margen que se apuntan las entidades. Algo que no está nada mal y que tiene mucho menos riesgo que conceder préstamos con la incertidumbre actual sobre la solvencia de unos particulares y empresas con la amenaza permanente del paro o del cierre.
De todas formas, esta operativa no está exenta de riesgos: el principal es la depreciación de los bonos en el mercado, algo que suele tener como causa los temores inflacionistas, a lo que se suma ahora la inundación de papel en mercado por parte de unos Gobiernos que tienen que financiar sus déficit públicos.
En todo caso, el riesgo es muy inferior al de prestar dinero en el mercado, de ahí que las entidades cada vez destinen una mayor parte de la liquidez a deuda pública en vez de a dar crédito.
En principio seguirán con esta práctica, ya que el BCE no piensa cerrar el grifo de la liquidez ilimitada a corto plazo.
Lo curioso es que los bancos no reconocerán nunca que esto se hace a costa de restringir el crédito a empresas y familias. De hecho, todas las entidades que presentan resultados aseguran que su crédito ha crecido en el semestre y, lo que es todavía más llamativo, que tienen más cuota en los créditos ICO de la que les corresponde.
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