La estabilización del mercado ha elevado con fuerza la demanda de los bonos convertibles.
Estos activos aglutina los beneficios de la renta fija (paga un cupón y el principal está garantizado), al tiempo que permite aprovechar las subidas de la Bolsa al dejar al inversor la opción de convertirlos en acciones a un precio determinado.
Son un producto híbrido, a caballo entre la renta fija y la variable. Se trata de bonos empresariales que pagan un cupón fijo y dan la oportunidad a los compradores de convertirlos en acciones a un precio determinado. Si la acción supera ese precio el inversor puede transformar el bono en acciones y aprovecharse así de la subida del mercado. Si por el contrario la acción no supera ese preciodeterminado el inversor puede mantener el bono hasta el vencimiento y recuperar el capital invertido.
La rentabilidad que ofrecen los convertibles es algo inferior a la de los bonos corporativos normales. Sin embargo, los convertibles permiten al inversor tener exposición a la renta variable
Unos niveles de volatilidad aún elevados y la reducción de los diferenciales de crédito han llevado a muchos emisores a apostar por este activo para diversificar sus fuentes de financiación.
Permiten aprovecharse de una recuperación sostenida del mercado pero también son una opción más defensiva. Las empresas ofrecen condiciones muy atractivas y la demanda es muy alta.
El pasado ejercicio fue uno de los peores de la historia para los bonos convertibles. La quiebra de Lehman Brothers provocó ventas masivas de estos productos por parte de hedge funds, forzados a vender ante las apremiantes necesidades de liquidez, lo que provocó una corrección de los precios de estos activos a niveles muy bajos, en ocasiones similares a los de un bono basura.
Muchos de los nuevos emisores se ven obligados a ofrecer descuentos, lo que deja margen de revalorización a las nuevas emisiones (algunos ofrecen descuentos entre el 20% y el 30%).
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