La deflación es una caída de los precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios períodos (al menos dos trimestres). Por lo tanto, se excluyen las caídas de precios en sectores concretos o que se produzcan de forma puntual. Asi pues, La deflación es el fenómeno económico opuesto a la inflación.
Conviene distinguir deflación de desinflación. La desinflación se define como una desaceleración de los precios, es decir, siguen creciendo pero a un ritmo menor, mientras que la deflación implicaría tasas de variación negativas del IPC.
La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda: el sector empresarial se ve obligado a reducir los precios para poder vender la producción y no verse obligado a acumular stocks. Este desajuste entre oferta y demanda puede venir por dos motivos:
- Insuficiencia de la demanda.
- Exceso de la oferta.
El impacto de este desajuste sobre los precios puede verse acentuado por cambios estructurales en la economía mundial que impliquen un incremento de la productividad o de la competencia entre las empresas.
En realidad, la deflación ha sido un fenómeno muy poco frecuente en el siglo XX, donde sólo se han registrado dos casos relevantes.
* El primero, fue la Gran Depresión nortemericana que se reproduciría en Japón y Suecia.
* El segundo se observa en Japón desde mediados de los 90 hasta la actualidad.
Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. Un descenso de los precios deteriora los resultados empresariales, lo que implica recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta el excedente empresarial.
La salida sólo se produce cuando los precios han disminuido lo suficiente para que los consumidores y empresas puedan restablecer progresivamente su nivel de demanda.
Además, la deflación provoca fuertes distorsiones en la actividad financiera, ya que aumenta la carga real de intereses que sufren los deudores.
Los tipos de interés no pueden disminuir por debajo de cero, pero los precios están cayendo, lo que aumenta el poder adquisitivo del dinero.
Ejemplo: si una persona pide 100€ con interés cero a un año y los precios caen un 10%, en términos reales la deuda se habrá transformado en 110€.
Las políticas que la Administración puede aplicar para actuar contra la deflación estarán orientadas a potenciar la demanda para cubrir el desfase con la oferta.
¿Soluciones?
A) La primera es bajar los tipos de interés y aportar fondos a las entidades financieras para fomentar el crédito a familias y empresas.
B) La segunda es incrementar el gasto público para dinamizar la economía.
Normalmente, la opción más adecuada dependerá de cada situación y consistirá en una combinación de ambas propuestas.
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