Semana bajistaLas marcada por unos malos datos macroeconómicos.
La cita más esperada de la semana, las conclusiones sobre política monetaria tras la reunión de la Fed, no convenció, ya que no gusta la idea de empezar a reducir los planes de ayuda.
También se decidió mantener los tipos de interés en los actuales niveles de entre el 0% y el 0,25%.
Algunos datos no ayudaron mucho, como la caída en la venta de viviendas de segunda mano, que puso en tela de juicio la recuperación del sector inmobiliario.
También se conoció la bajada en las ventas de viviendas nuevas.
Por último, la caída en los pedidos de bienes duraderos.
Pese a ello, la confianza del consumidor de USA se elevó y la confianza empresarial subió en Alemania por sexto mes consecutivo.
Queremos hablar de un tema espinoso y que es silencioso, aunque mata igualmente. Es la morosidas bancaria.
El repunte de la morosidad se está convirtiendo en el gran lastre para la recuperación del sector bancario.
La dificultad que atraviesan cada vez más familias españolas para llegar a fin de mes ha disparado los impagos en las cuotas hipotecarias y, por extensión, el número de ejecuciones hipotecarias.
A la banca no le interesa incrementar su stock de viviendas, sino lograr que su cliente haga frente a su compromiso. Si para ello se han de renegociar las condiciones del contrato, lo se hace, pero la realidad es bien palpable.
La coyuntura actual ha provocado que las novaciones (cambios en las cláusulas originales del préstamo dentro de la misma entidad") estén alcanzando cotas históricas.
Algunos ciudadanos optan por alargar el plazo de sus hipotecas y, de este modo, reducir el importe de la cuota. .
De este modo, las entidades no cobran comisiones y los notarios y registradores no cargan costes en concepto de aranceles notariales y registrales.
Además, se ha eliminado temporalmente el gravamen del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados para las novaciones que se refieran a la ampliación de los plazos.
Las entidades están alargando los préstamos hasta un máximo de 40 años. Una hipoteca media de 142.700 euros formalizada a 25 años con un tipo de interés del 3,1% supone una cuota de 684 euros. Si el periodo se aumenta hasta 35 años, 557 euros.
Sin embargo, el cliente ha de tener en cuenta el incremento de los intereses totales: pasarán de alrededor de 62.500 euros a 91.000 euros. Es decir, cuando venza el préstamo, habrá pagado en total 28.500 euros más.
Otra opción es incluir un plazo de carencia de entre dos y tres años. Durante este periodo sólo se amortizan intereses, pero no capital.
Los suelos de interés mínimo que se aplica a la hipoteca, pese a que el euribor esté por debajo también están siendo objeto de negociación entre entidades y clientes. No quitan este suelo, pero sí lo bajan cuando son muy elevados, por ejemplo, del 4% al 3%, aproximadamente.
Respecto a los cambios fiscales que el Gobierno tiene pensado realizar, es decir, aumentar la presión fiscal, supone un craso error, ya que originará que el consumo se ralentice (afectando a la economía, recaudando menos IVA, quebrando empresas, etc) y que España pierda atractivo e interés para el inversor extranjero.
De hecho, es una realidad que los grandes patrimonios españoles ya han iniciado la búsqueda de vías alternativas para sus ahorros ante la posibilidad de que el Gobierno endurezca la fiscalidad de las sicav.
Los grandes beneficiados serían los fondos de inversión nacionales, las sicav y los unit linked luxemburgueses.
Y es que se da por hecho que el tipo impositivo del ahorro subirá como mínimo hasta el 20%, desde el 18% actual, y sigue abierta la posibilidad de que las sociedades de grandes inversores sean penalizadas con medidas adicionales.
Una de las opciones que se baraja es que las sicav tengan que tributar por las operaciones de compraventa de valores realizadas al cierre del año al tipo del ahorro futuro, algo que eliminaría una de las principales ventajas de estas sociedades: el diferimiento del pago de los impuestos.
Pero claro, este cambio fiscal significaría el fin de las sociedades de inversión que hay en España. Sería un error beneficiar a las sicav extranjeras frente a las nacionales.
Y además, no supondría una recaudación importante para el Gobierno, ya que el capital que gestionan las sicav es casi siete veces menor que los fondos de inversión, sin tener en cuenta también que muchas sociedades registran actualmente minusvalías después de las caídas de los mercados del año pasado, por lo que podrían ser disueltas sin necesidad de realizar ningún pago fiscal añadido.
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