El S&P500 FUT continúa dentro de su canal tendencial de sesgo alcista. Desde que tocó la parte baja del mismo (y le sirvió para tener un nuevo impulso al alza y marcar un nuevo máximo anual)a principios de noviembre, no ha vuelto a dar ningún síntoma de terminar las subidas.
Desde el mes de abril los tipos de la deuda han pasado del 4% al 3,35%, mientras el S&P 500 subió un 7%.
Es normal que los tipos de la deuda más bajos acompañen subidas de la Bolsa, ya que
los tipos bajos suponen un menor coste de capital, y ello hace más valiosas las acciones.
Es cierto que antes de que comenzase la crisis, la relación se invirtió. Primero por el descenso de la inflación, que tiró a la baja los tipos mientras la Bolsas subían. Después porque los mercados cayeron mientras los tipos de interés de la deuda hacían lo propio, lastrados por los agresivos recortes de tipos practicados por la Fed.
Esto es algo habitual en situaciones extremas, de burbuja o de crisis, y tiene mucho que ver con el flujo de capital de un activo a otro.
Hoy en día, la subida paralela de ambos activos refleja una contradicción: mientras la deuda recoge las expectativas de debilidad económica, bajadas de tipos, e incluso deflación, la subida bursátil cotiza la recuperación económica.
pero si el crecimiento económico en el segundo semestre no responde a las expectativas, no se cumplirán las previsiones de beneficio. Los tipos de los bonos se mantendrán bajos y la Bolsa corregirá.
De todas maneras, esta ruptura demuestra que el alza de la Bolsa se debe al descenso de la prima de riesgo en vez de a una mejora de las percepciones.
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