Las retribuciones, descontado el efecto neutralizador del IPC, se sitúan en los niveles de 1997 y el poder adquisitivo levantará cabeza el año que viene.
Un ejemplo: entre 2000 y 2006, el salario medio de los españoles pasó de los 1.326,4 euros mensuales a los 1.613,5 euros. Pero si se resta el efecto de la inflación sobre estas remuneraciones (según el Instituto Nacional de Estadística, el IPC repuntó un 24,8% en ese periodo), la impresión de ganar más queda reducida a una mera quimera: en términos reales, la renta media aumentó sólo noventa céntimos.
Este letargo se ha repetido desde principios de los noventa hasta el cuarto trimestre del año, momento en el que se puede ver cómo los asalariados están ganando poder adquisitivo.
¿Y en qué se traduce todo esto? En que a pesar de que el PIB ha crecido a ritmos superiores al 3% en los últimos cuatro años, el vigor económico no ha contagiado a los bolsillos de los ciudadanos. Más aún, desde 2003, las remuneraciones reales han menguado en algo más de 500 euros, ver este diario del 7 de septiembre.
sábado, 24 de noviembre de 2007
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