En los últimos años, el mercado bursátil español ha ido tomando distancia de los acontecimientos políticos internos.
Sin embargo, no por eso ha dejado de sentir en mayor o menor medida el impacto que estos hechos suponen.
Las elecciones del 9-M podrían ser similares a las de 1996, es decir, resultados muy ajustados entre PSOE y PP, lo que supone aumentar los niveles de incertidumbre en un mercado altamente volátil. Tal y como están los mercados, muy tocados y con la incertidumbre económica tanto en el ámbito nacional como internacional, un resultado ajustado en las elecciones, como todo parece apuntar, que limite la capacidad de maniobra del nuevo Gobierno será negativo para la bolsa española.
Haciendo un repaso sobre los últimos cuatro procesos electorales vividos en España se tiene por ejemplo que, en 1993, el proceso electoral se produjo en un escenario económico altamente desfavorable: elevadas tasas de paro y de inflación. De esta manera, la victoria del Partido Socialista de la mano de Felipe González por un escaso margen de diferencia con el Partido Popular supuso una primera lectura negativa del mercado.
No obstante, finalmente la bolsa consiguió ese mismo año un repunte del 54,2%.
En 1996 la situación fue más complicada. Los márgenes de diferencia entre uno y otro partido se estrecharon aun más, lo que hizo saltar las alarmas sobre la dificultad que tendría el partido de José María Aznar, que ganó en aquella oportunidad las elecciones, para aplicar sus medidas debido a que no contaba con mayoría absoluta. Esto provocó un desplome en los mercados al día siguiente de las elecciones del 5,25%; y en el mes una caída del 1,49%.
Sin embargo, el pacto que consiguió el PP con CiU, PNV y Coalición Canaria para poder gobernar permitieron a la bolsa española cerrar con una ganancia del 41,97%.
En 2000, cuando el escenario político se mostraba más estable para los mercados. La reelección de Aznar y la victoria del PP en las elecciones con mayoría absoluta no fueron suficiente aliciente para unos mercados a los que les toco vivir una de sus peores experiencias históricas: el estallido de la burbuja tecnológica que arrastró consigo todo lo que encontró a su paso y que dejó un saldo negativo ese año para los mercados del 21,75%.
En 2004 hubo un dramático acontecimiento. España afrontó el peor de los atentados terroristas de su historia y eso le costó las elecciones al Partido Popular que, pocos días antes, era el claro favorito en las encuestas. El PP de Mariano Rajoy de entonces tenía todas las condiciones a favor: una economía que caminaba a pasos de gigante. Pero el 11 de marzo fue decisivo y el mercado reaccionó ante la incertidumbre como suele hacerlo siempre: con pérdidas.
Un día después de las elecciones la bolsa cayó un 4,15%. Sin embargo, en el año, la bolsa logró ganancias de más del 17% apoyada en la tendencia alcista que mostraban el conjunto de mercados en general.
Un empate técnico sería una razón más negativa para la bolsa española. Los inversores se pueden mostrar escépticos respecto a la posibilidad de que puedan tomarse grandes decisiones. Al mercado le gusta la sensación de estabilidad. Eso es lo que te puede dar una mayoría absoluta, siempre y cuando se tengan claras las medidas que adoptará el gobierno que salga elegido.
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