La guerra por pasivo de ofertas a muy corto plazo, entre uno y seis meses empieza a surgir.. Pero la puesta en relación del tipo que ofrecen con el plazo deja su rentabilidad real en apenas un 2,75%.
Tres letras forman el sello de referencia en el mundo de los productos financieros. Estas letras son TAE, el acrónimo de tasa anual equivalente. En los productos de ahorro viene a marcar la rentabilidad anual.
Esta referencia, básica a la hora de elegir un depósito o una cuenta, tiene todavía más importancia de la que ya tenía, con el aluvión de depósitos que han lanzado bancos y cajas para captar el dinero de los clientes.
Ante la abundancia de productos, con plazos muy diversos (desde un mes hasta incluso por encima de los veinticuatro meses), la puesta en relación de la TAE con el plazo del depósito se convierte en un sencillo ejercicio que desenmascara y pone en su sitio cada oferta y rentabilidad. Esto se hace muy llamativo con los depósitos a corto plazo, una de las principales apuestas de las entidades para captar dinero y clientes en medio de esta intensa guerra de depósitos.
Por ejemplo, un producto a tres meses que ofrece un 7% TAE da, en realidad, un 1,75% tras aplicar la rentabilidad anual al plazo anunciado.
Un producto a seis meses que paga un 5,5% TAE está ofreciendo una rentabilidad real de un 2,75%.
Realizando este ejercicio entre las ofertas aparentemente más atractivas del mercado se ponen al descubierto unas diferencias en la retribución real de estos productos que alcanzan extremos insospechados. También se deja en evidencia hasta qué punto es atractivo escoger un plazo y otro.
El cliente puede llegar a ganar hasta seis veces más con depósitos a un año que con plazos más cortos, tal como está hoy la rentabilidad de los productos más atractivos ofertados. Si un cliente invierte en un depósito a un mes a un 11% TAE recibirá, en realidad, un 0,91%. Si opta por uno a un año a un 5,25%, logrará este tipo tal cual.
A día de hoy, para los clientes es mejor el depósito a un año que uno a tres meses. Todo depende de la evolución de los tipos de interés. Si bajan, será más interesante estar en un depósito a un año que a plazos más cortos, si es el caso de un inversor de perfil conservador.
Frente al depósito a un año el cliente tiene la posibilidad de contratar letras del Tesoro, al mismo plazo y que dan un 4,216%, según la última subasta.La intensa competencia que hay en los depósitos a muy corto plazo abre otras oportunidades a los clientes que quieran sacar una cierta rentabilidad a su dinero con vistas a invertir luego en bolsa.
Pese a las diferencias de TAE que ofrecen estos productos, por ejemplo desde un 6% TAE o un 7% a tres meses hasta un 4,8% o un 5,5% a seis meses, elegir entre un producto a tres meses y otros a seis meses entre los más atractivos supone lograr hasta un punto porcentual de rentabilidad adicional.
Por ejemplo, si un cliente contrata un depósito a un 7% TAE a tres meses logra, al final, un 1,75%, mientras que si se decide por uno a un 5,5% a seis meses la rentabilidad sólo alcanza un 2,75%.Con un euribor que no para de subir –está en máximos desde 2000 en varias referencias–, los depósitos a muy corto plazo pueden mantener estas rentabilidades y hacer posible que el cliente encandene la contratación de un producto tras otro de forma consecutiva.
Sin embargo, estas ofertas suelen tener limitaciones, que dificultan esta posibilidad. Por ejemplo, sólo pueden ser contratadas por nuevos clientess para nuevas aportaciones de dinero y fijan importes máximos de inversión (en muchos casos entre 25.000 y 30.000 euros) que recortan las potenciales ganancias para el cliente.A mayor oferta de depósitos, más posibilidades de elección y también de error.
En plenas turbulencias de los mercados muchos inversores se están viendo tentados a dejar su dinero a resguardo en un depósito. Sin embargo, la infinidad de ofertas puede convertir la elección en una tarea titánica. La banca, necesitada más que nunca de los ahorros del cliente tras dificultarse otras vías de captación de recursos (por ejemplo, las emisiones de deuda), está utilizando más que nunca su sus tácticas comerciales para tratar de colocar cualquier depósito.
El ahorrador debe saber varias cosas. Además de poner en relación con el plazo la rentabilidad anual con la que las entidades deben dar a conocer el producto (la TAE), debe prestar atención a la letra pequeña. Muchas ofertas sólo la pueden contratar nuevos clientes y con dinero procedente de otras entidades.
También es aconsejable conocer cuándo la entidad paga los intereses (cada mes, trimestre o al vencimiento), y qué rentabilidad dan en el caso de que uno necesite retirar el dinero antes de que venza el depósito. Como todo producto de ahorro los intereses tributan al 18%.
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