martes, 2 de diciembre de 2008

La opinión de Robert Mundell

Reproducimos la opinión de Robert Mundell, premio Nobel de Economía de 1999, acerca de la crisis (artículo que recibí de un buen amigo trader también).

"La crisis -afirma con rotundidad- no se superará hasta que la Reserva Federal no se replantee sus convicciones acerca del mercado monetario. Si no se corrige el error de la Fed, la economía americana y la mundial irán de cabeza al desastre".

Se trata de una crisis muy, pero que muy diferente a la que siguió a la época del colapso del mercado accionarial en Nueva York en el mes de octubre de 1929. En la crisis de los años treinta sucedieron tres cosas: una crisis bancaria y de liquidez y una profunda deflación, un colapso del comercio internacional y un paro masivo. La crisis actual presenta mayores analogías con las crisis del colapso del sistema monetario internacional de comienzos de los setenta.

Todo esto tiene que ver con las fluctuaciones del valor cambiario del dólar. Dado que el dólar es, de hecho, la divisa mundial, las profundas fluctuaciones a las que se ve sometido influyen sobre todo el sistema monetario internacional.

Hoy en día, con Estados que, en término medio, cubren entre el 30 y el 60% de todos los gastos, los Gobiernos están profundamente metidos en el seno del sistema. El Estado se apropia del 35% de los beneficios empresariales sin invertir capital alguno. Ahora que el problema se ha ampliado a las empresas y está amenazando la propia existencia de las dos empresas automovilísticas que fueron la niña de los ojos de América durante el siglo XX, es fundamental quitar las manos del Gobierno de las empresas, eliminándoles las tasas.

Esta es la única forma por la que la industria americana pueda sobrevivir al reto de la competitividad procedente de las cada vez más eficaces empresas asiáticas. Sólo podrán salvarse los puestos de trabajo, la cobertura sanitaria y las pensiones de la industria automovilística por este camino.

América está hoy amenazada por la quiebra de la gran reforma de su industria manufacturera. Las medidas de liquidez adoptadas para salir del impasse y recapitalizar los bancos son insuficientes para mantener su solvencia ante la amenaza de la recesión. Los responsables de la Reserva Federal no se dieron cuenta del inmenso desplazamiento de liquidez del dólar, lo que condujo a esta moneda a quemarse en los mercados cambiarios internacionales y a incrementar el coste del crédito, lo que está destruyendo la economía americana.

La Fed cometió el error de creer que los bajos tipos de interés implican una moneda débil. Pero el hecho de que la moneda sea débil o fuerte no viene determinado sólo por lo que le suceda a las reservas monetarias o a los tipos de interés. Una moneda es débil sólo cuando las reservas crecen más que la demanda de liquidez. También es cierto que las reservas de liquidez crecen rápidamente, pero no tanto como la demanda de liquidez.

Esta es la razón por la que el precio de las acciones se ha hundido y el dólar cogió vuelo. Y esto explica, además, la quiebra de Lehman Brothers, la mayor quiebra bancaria de la historia.

Los factores principales son la quiebra de Lehman Brothers, los préstamos hipotecarios a personas incapaces de devolverlos y los impuestos a las empresas, que las privaron de los capitales necesarios para la seguridad y el crecimiento.

Hay que censurar a la Fed por no haber proporcionado suficiente liquidez para hacer frente a la crisis y contener el fuerte aumento del valor del dólar, así como por no haber protegido a Lehman de la bancarrota. También hay que censurar al Gobierno americano por no haber afrontado los problemas generados por las tasas sobre las rentas de las empresas, que las desnudaron de capital y redujeron el retorno del neto de los impuestos destinado a inversiones empresariales.

Lo más importante es volver a una versión mejorada del sistema Bretton Woods de tipos de cambio fijos. Es necesario encontrar una unidad de valor global para añadir al dólar. La mejor solución sería establecer una unidad de valor de un conjunto formado por las principales divisas unidas entre sí. Idealmente, todo esto debería comenzar con la cooperación entre la Fed y el BCE, para estabilizar en el marco de ciertos parámetros al dólar y al euro.

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