Ha sido el peor año bursátil de la historia de España y el segundo peor tras el del año 1933 en las bolsas mundiales.
El Ibex 35 acumula en 2008, a falta de dos sesiones para el cierre del año, un retroceso del 40,27% que le ha llevado desde los 15.182,3 de principios de año hasta los 9.068,5 puntos.
El índice MSCI mundial se ha dejado un 44,11% de su valor, el S&P 500 estadounidense pierde un 40,56%, El Dow Jones, un 35,8%, el Dax de Fráncfort, un 42,62%, el Footsie londinense, un 34,7%, etc, etc.
Pero más importante que las caídas es el hecho de que el mercado perdió la confianza. Los paradigmas que deben regir las Bolsas no han funcionado y las valoraciones y los análisis más fundamentados han pasado a un segundo plano. Las acciones hoy por hoy están muy baratas, pero no es suficiente para seducir a los inversores, que han salido de los mercados de valores.
Los mercados de valores han sido víctimas de su propia liquidez. Ha sido el activo a través del cual los inversores, las empresas y las entidades financieras han realizado visto la solución del sobreendeudamiento de los últimos años.
La incapacidad para obtener capital por otras vías y la fuerte necesidad han provocado la venta masiva de títulos bursátiles y el consecuente desplome de las acciones. Las Bolsas y los bancos centrales han sido los únicos garantes de liquidez, ante un mercado interbancario totalmente hundido.
Por si fuera poco, tenemos el empeoramiento de las perspectivas económicas y el papel de la Bolsa como indicador adelantado de la actividad, que se ha hecho eco de las expectativas de recesión ya confirmadas oficialmente.
El sector bancario se ha llevado la peor parte con una pérdida de valor en Europa del 65,75% en estos 12 meses, según el índice Stoxx sectorial, todo ello por la desconfianza que han desatado quiebras como la de Lehman Brothers o rescates como los de Citi y Fortis en Estados Unidos y Europa respectivamente. La banca de inversión, como negocio independiente, ha desaparecido para volver a ser banca comercial.
Los otros sectores damnificados, el inmobiliario y el constructor, son el ejemplo claro del fin de un ciclo y del pinchazo de la burbuja. Afirma (antigua Astroc) cerrará el año con una caída cercana al 90%, similar a la de Inmobiliaria Colonial. Dentro del Ibex, son las constructoras, Sacyr y Acciona, las que peor saldo reflejan, con descensos del 73,2% y del 60,8%, respectivamente.
Si algo ha caracterizado a los mercados de valores en el último año ha sido el riesgo medido como volatilidad, que se ha disparado y ha provocado oscilaciones imposibles de las cotizaciones.
El índice Vix, el indicador de volatilidad del S&P 500, ha tocado este año máximos históricos sobre los 80 puntos, por ello las Bolsas han experimentado sesiones mortales con subidas y bajadas cercanas al 10% en un solo día.
Muchos inversores continuaban endeudándose en monedas con tipos de interés bajos como el dólar o el yen para comprar activos con tipos de interés más altos, el famoso carry trade, una tendencia que también agudizó la debilidad del dólar pero que cambió radicalmente después del verano.
Muchos inversores que pidieron prestados dólares y yenes para realizar compras a crédito, el método de apalancamiento más común, se vieron forzados a deshacer estas estrategias para buscar liquidez, una situación que motivó una recuperación violenta del dólar, al tiempo que forzó ventas de todo tipo de activos.
El billete verde, divisa que representa el 65% de las reservas y transacciones mundiales, también se benefició de su cualidad refugio en un momento de máxima aversión al riesgo. Asimismo, la expectativa de que los tipos de interés comenzasen a converger a nivel mundial restó atractivo a pedir prestado en divisas con tipos de interés bajos, lo que también explicó el fuerte rebote del yen.
En el último tramo de año y tras el drástico recorte de los tipos en EE UU el dólar ha recortado parte de lo ganado, perjudicado en buena parte por la promesa de la Reserva Federal de mantener los tipos bajos un tiempo.
Las divisas de los países con un mayor apalancamiento como EE UU o Reino Unido son las que más van a sufrir.
El desplome de las Bolsas ha obligado a los supervisores a tomar medidas insólitas.
Tal ha sido la tensión, que en septiembre la SEC, el regulador de los mercados estadounidenses, prohibió la venta a corto de acciones sobre 799 compañías, principalmente entidades financieras.
Medidas similares se tomaron en otros países europeos, incluida España, donde la CNMV obligó a comunicar las posiciones bajistas sobre una veintena de entidades españolas cotizadas.
El mercado de renta fija también ha vivido dos fases este año.
La primera mitad dominada por el miedo a tensiones inflacionistas, mientras que la segunda parte se ha visto marcada por todo lo contrario, el temor a la deflación y una máxima aversión al riesgo.
el comportamiento de la renta fija gubernamental ha dado un cambio brusco en los últimos meses a medida que crecían las expectativas de bajadas de tipos y se producía en el mercado una huida masiva hacia la calidad, una tendencia acelerada por la mala evolución de todo tipo de activos.
Los diferenciales se han disparado a niveles que descuentan impagos de empresa tan elevados como en la década de los treinta y los motivos son la preocupación por la calidad crediticia y la menor liquidez, una variable que hace unos años no se valoraba y hoy explica también la huida hacia la deuda gubernamental.
Los diferenciales entre la deuda estatal y la privada siempre han estado entre los 10 y los 15 puntos básicos. Este año el diferencial entre el euríbor a un año y el repo (cuando se coloca dinero en la tesorería de una empresa con precio de entrada y salida) llegó a rondar 200 puntos.
El colapso de los bonos respaldados por activos hipotecarios originó todos los problemas al congelar el mercado de deuda empresarial y contagiar así tanto a los balances de los bancos como a otros tipos de activos.
La profundidad de la crisis económica ha hecho que el precio del crudo Brent, el de referencia en Europa, se desplome desde 147,5 dólares que llegó a cotizar en julio hasta situarse bajo los 40 dólares, con escasas perspectivas de un repunte importante a corto plazo.
El AIE, el organismo multilateral que vela por los intereses en la materia de los países de la OCDE, certificó en su último informe que en 2008 la demanda de petróleo se contraerá a escala global, y eso es la primera vez que ocurre desde 1983.
El parón del consumo tiene su reflejo en que el volumen de reservas de crudo en los países de la OCDE está por encima del promedio de los últimos cinco años. El grado teórico de cobertura de demanda en caso de colapso del suministro es de 124 días, se trata de la cifra más alta de la década.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunció el pasado día 17 un espectacular recorte en su oferta de crudo (que equivale al 42% de todo el petróleo disponible en el mundo) efectivo a partir del próximo jueves, 1 de enero.
Es difícil que la OPEP cumpla su compromiso, que llevaría el suministro de petróleo a niveles de comienzos de 2003. La economía del cártel sigue dependiendo de los ingresos por la venta de petróleo y el incumplimiento de las cuotas de producción es una constante.
La singular historia del petróleo en 2008 tiene mucho que ver con la evolución del dólar y la crisis de los mercados financieros. Aunque en algunas ocasiones se ha intentado débilmente modificar el esquema establecido, las materias primas se negocian en dólares y seguirán haciéndolo durante mucho tiempo, salvo cataclismo del billete verde.
La caída del dólar, que llegó a perder más de un 10% contra el euro en los primeros meses del año, favoreció la inversión en toda clase de materias primas, mucho más baratas de adquirir.
El desplome de los valores bursátiles en todas las plazas financieras del mundo llevó a los inversores a buscar activos que ofreciesen rentabilidad. Las materias primas se perfilaron entonces como la opción perfecta.
Su cotización venía además soportada por el desembarco en la economía de consumo de millones de personas en Asia, básicamente en China e India, y las políticas de subvención pública de los hidrocarburos que hicieron que el consumo final en los países emergentes fuera aumentando.
El FMI pronostica para 2009 un crecimiento del 0,3% en las economías desarrolladas, que siguen siendo las principales responsables del consumo de carburantes. Eso invita a pensar en un escenario de precios moderados del oro negro.
Pero ojo, a 40 dólares muchas exploraciones no son viables, lo que repercutirá negativamente en el suministro futuro. No hay alternativa a gran escala de los hidrocarburos como fuente de energía para el transporte, y la recuperación económica, que es de esperar que llegue algún día.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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