Dos tercios de todo el dinero que se mueve en la bolsa española, el 65 %, procede del exterior, debido en parte a que en pleno desplome de la renta variable, en 2008, los inversores extranjeros realizaron más compras que ventas en el bolsa española.
El mantenimiento de la apuesta por la renta variable provocó que los inversores extranjeron elevaran de nuevo su control sobre la bolsa española.
Uno de los frutos de esta apuesta por la renta variable española es la obtención de una cifra sin precedentes de dividendos.
Las empresas cotizadas, a pesar de la crisis, distribuyeron entre sus accionistas, residentes y no residentes, el doble que en el mismo periodo del año anterior.
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