A nadie escapa que el actual sistema de pensión pública español necesita urgentes reformas, ya que de lo contrario dentro de 20 años no podrá abastecer a todos los jubilados.
El motivo es que la tasa de pensionistas duplicará en 20 años a la actual y las cotizaciones de la población activa no serán suficientes para garantizar la cobertura actual, cuya media es el 83 % del último salario cobrado antes de la jubilación.
Realmente, quien no debe de temer nada son las personas ya jubildas ni las que se jubilarán prontos.
Quienes deben de estar en alerta son aquellas personas de mediana edad, ya que un ahorro privado necesita de una serie importante de años para que el día de mañana sea un buen complemento a la pensión pública.
La solución pasa por concienciar a las personas para que comiencen cuanto antes a preparar su pensión privada, y sobre todo por introducir reformas fiscales que incetiven más aún si cabe el ahorro privado (ya que la última del año 2006 suprimió la deducción del 40 % en la base imponible del contribuyente si rescataba el plan en forma de capital, es decir, todo de golpe).
Se están barajando medidas adicionales, tales como retrasar la edad de jubilación o bien ajustar el importe de las prestaciones públicas.
La regla general es la siguiente: mientras queden muchos años para la jubilación se aconseja fondos de inversión o bien planes de pensiones de renta variable.
Una vez quede menos de 10 años para la jubilación, se aconseja un Plan de Previsión Asegurado (PPA), que es un plan de pensiones que ofrece cada año un interés garantizado y tiene las mismas ventajas fiscales que un plan de pensiones.
jueves, 30 de abril de 2009
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