Se empieza a apostar fuertemente por los garantizados de renta variable.
Estos fondos reúnen los requisitos para atender las necesidades de los inversores en el actual momento de mercado: capital protegido, para los que no se fíen de la evolución de la bolsa y exposición a la renta variable.
Las gestoras han querido capitalizar las subidas bursátiles atrayendo a aquellos inversores que aún no se atreven a tomar riesgo.
Es bastante probable que se obtenga más rentabilidad con ellos en los siguientes años que con Letras del Tesoro.
Los garantizados de renta variable invierten la mayoría de su cartera en activos del mercado monetario y renta fija privada, con los que garantizan el cien por cien del capital (o el porcentaje que figure en su folleto) y hacen frente al pago de la estructura de la que depende la evolución del fondo.
La mayoría de las veces, esta estructura está referenciada a índices como el Ibex o el EuroStoxx 50, o cestas de dos o más valores, principalmente grandes cotizadas españolas. De esta forma, ofrecen un capital garantizado y parte de las rentabilidades registradas en la bolsa.
El fondo garantizado ofrece dos atractivos adicionales: el tratamiento fiscal y la dilución del riesgo emisor. Es traspasable sin ningún coste y existe una entidad bancaria garantizando el fondo al margen de la contrapartida que utilice para estructurar.
Una de las mayores pegas de estos productos es que se quedarían muy por detrás de los fondos de renta variable en el caso de un rebote prolongado de la bolsa.
Otro punto débil de estos fondos es que pueden sufrir por la volatilidad en los próximos meses, si las bolsas vuelven a caer.
los depósitos referenciados son otro de los productos de moda, que dividen la inversión entre el plazo fijo y la renta variable, dependiente de la evolución de acciones, índices o fondos.
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