El oro ha encadenado esta semana varios récords hasta alcanzar los 1.055 dólares por onza a los que llegó a cotizar el jueves pasado.
En el año, suma una revalorización del 18,75% y las perspectivas siguen siendo optimistas, aunque si dejar de lado que se trata de una materia prima especialmente volátil.
El oro es un valor refugio que esta en auge ante la devaluación de las monedas, especialmente el dólar estadounidense, y la aversión al riesgo.
Además, la principal ventaja del oro es que se trata de un bien tangible junto a la posibilidad de comprar oro físico, con lo que la demanda de inversión del metal también ha aumentado.
También está causando furor la inversión de oro mediante los ETFs, ya que la novedad de este producto es que invierte físicamente en lingotes de oro y permite rescatar la inversión en especie.
Es decir, en lugar de recibir el capital invertido más la plusvalía, el inversor puede quedarse con los lingotes equivalentes.
Pero ojo, siempre conviene recordar que se trata de un mercado muy volátil y se debe utilizar para diversificar carteras, por lo que no es recomendable invertir más de un 5% en este tipo de productos.
Los meses de octubre a diciembre suelen ser buenos para el oro por la mayor demanda de joyería de cara al periodo navideño.
Los argumentos para confiar en el buen comportamiento del oro son variados. Por el lado de la oferta, la producción de oro está de capa caída. En 2008 descendió un 4% y se situó en el nivel más bajo desde 1995.
La subida también se apoya en el aumento de la demanda institucional. Los bancos centrales han dejado de ser parte de la oferta y ahora demandan oro.
El temor a la inflación y la debilidad continuada en el dólar han sido los factores clave que han animado la subida del oro.
Su condición de ser un valor tangible, que se puede tocar, convierte al oro en un refugio en momentos de incertidumbre. Y así ha sucedido a lo largo de la historia moderna cuando han tenido lugar guerras o desastres similares.
El oro es el único activo que no está en el pasivo de nadie. Es decir, no tiene riesgo de crédito porque no genera a nadie la obligación de hacer frente a un pago, como son los bonos. Ni hay una compañía detrás que puede quebrar, como es el riesgo del tenedor de acciones. Tampoco se ve afectado por las condiciones económicas de un país concreto, como sí sucede con las divisas, que se van devaluando a medida que aumenta la inflación.
La tendencia alcista del oro está provocada principalmente por la depreciación de la divisa estadounidense, con tipos de interés cercanos a mínimos. Dado que el oro se vende en dólares, si la divisa vale menos, habrá que pagar más por cada onza.
sábado, 10 de octubre de 2009
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