El capital regulatorio (Core Capital) está formado por los fondos de los que puede disponer una entidad libremente para hacer frente a los riesgos asumidos.
Por tanto, es un ratio utilizado para saber el nivel de solvencia de bancos y cajas, puesto que compara los compromisos adquiridos por las entidades con los fondos que dispone para hacer frente.
Está formado por lo aportado por los socios, las reservas y las primas de emisión, incluso también se incluyen las participaciones preferentes (acciones sin voto con prioridad en el pago de dividendos).
Para decir que una entidad financiera tiene una buena solvencia, el capital regulatorio ha de ser al menos un 6% superior al conjunto de sus activos de riesgo (préstamos con riesgo de pago, créditos a tipo variable, deuda subordinada con vencimiento a 2 años, reservas ocultas, etc).
Así pues, cuanto más alto sea por encima del 6% mayor solvencia existirá.
Para mejorar el capital regulatorio, básicamente existen 3 formas o medios para lograrlo: ampliación de capital, emisiones, aumento de beneficios.
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