lunes, 21 de enero de 2008

De cara a la jubilación

Cada vez hay más alternativas para ahorrar hasta el momento de la jubilación y es necesario analizarlas todas para saber cuál es la más compatible con cada uno. Sobre todo, porque no es oro todo lo que reluce.

Pero ahora los plazos se echan encima porque quedan algo más de diez días para que se termine el año. Pese a esta limitación, el inversor todavía está a tiempo de encontrar a la pareja perfecta para hacer este viaje hasta la jubilación. Basta con una buena planificación estas dos últimas semanas del año.

ELECCIÓN

¿Un plan de previsión asegurado (PPA) o un plan de pensiones? ¿Un plan de renta variable, de renta fija o que esté a medio camino? ¿Un plan individual de ahorro sistemático (PIA)? Antes de decidirse por uno de estos, en último paso en esta contrarreloj el inversor debe comenzar por tener claro cuál es su perfil de riesgo, o lo que es lo mismo, hasta qué punto sería capaz de arriesgar sin que eso le suponga padecer insomnio.

Existen cuatro perfiles muy claros de riesgo -y en medio varias opciones de inversión-, que van desde el conservador puro, que invierte el cien por cien en renta fija, pasando por uno más moderado, con alrededor de un 70% invertido en activos de renta fija y el 30% restante en renta variable, para dar el salto a algo más de riesgo, a través de un producto de ahorro a largo plazo que dedique hasta un 70% del patrimonio a activos ligados a la bolsa o, directamente y sólo si el inversor es intrépido, decantarse por uno arriesgado, que ponga todos los activos a disposición de títulos de renta variable.

Si el primer día logra dar respuesta a esta pregunta, y tiene claro su perfil inversor, ya tendrá un gran camino recorrido.

PPA o plan de pensiones

Saber quién es quién en el ahorro a la jubilación. ¿PPA, plan de pensiones, PIA? En esta selección el PIA queda excluido ya que, aunque se trata de un producto para la jubilación, es complementario a los otros dos. ¿Por qué? Su estructura y filosofía de inversión es la misma que la del seguro individual de vida, cuyos derechos generados deberán servir para constituir una renta vitalicia (periódica) asegurada.

Sus aportaciones, que no pueden superar los 8.000 euros anuales y los 240.000 euros en el total del producto, no deducen en la declaración de la renta anual y son independientes de los límites de aportaciones a sistemas de previsión social (planes de pensiones, PPA...). Su atractivo radica en que están exentos de fiscalidad si se rescatan a partir de los diez años de aportaciones y en forma de renta vitalicia. Si no se hace así, el ahorrador perderá todas las ventajas fiscales y tributará al 18 por ciento por las plusvalías.

Por su parte, el PPA y el plan de pensiones tienen las mismas ventajas fiscales, pero difieren en sus planteamientos financieros. El PPA es un seguro de vida, que garantiza una rentabilidad, con lo que se elimina el riesgo de pérdida de capital. Sin embargo, la ganancia mínima que la compañía asegura al cliente, con carácter general, no puede ser superior al tipo de interés técnico que cada año establece la Dirección General de Seguros (DGS) para el sector y que este año ha quedado fijado en un 2,42%.

Además, la aseguradora suele ofrecer una rentabilidad adicional -lo que técnicamente se denomina participación en beneficios-, que en la mayor parte de los casos ronda un total del 4% -incluido el tipo de interés mínimo- ya que las estructuras de sus carteras de inversión son muy conservadoras, al centrarse principalmente en renta fija y en inmuebles.

AMPLIA VARIEDAD

Frente al matiz conservador de los PPA, los planes ofrecen una gama más amplia de riesgos y, por tanto, de rentabilidades. De hecho, la ventaja de los PPA es ésa, el no estar sometidos a los riesgos de mercado. Por esta razón, si el inversor llega a la conclusión el primer día de que es una persona arriesgada, que prefiere ganar más aunque ponga más riesgo, debe olvidarse de los PPA y centrarse en los planes de pensiones con riesgo.

Si es inversor arriesgado debe buscar los planes de renta variable o mixtos de bolsa con mejores comisiones y que mejor recorrido tengan, mientras que los más conservadores deben seguir descubriendo los pros y contras de los PPA y los planes de pensiones.
En este momento, es cuando hay que echar un vistazo a las comisiones que cobran unos y otros, ya que cuanto más elevadas sean menos rentabilidad ofrecerán.

Una información importante que no suelen desglosar las entidades a la hora de vender estos productos. Sin embargo, el mundo de los planes de pensiones tampoco puede presumir de transparencia, ya que las gestoras no tienen obligación de publicar folletos informativos trimestrales, como sí ocurre en los fondos de inversión. Por esta razón, hasta ahora eran una incógnita las comisiones que cobraban estos planes.

COMISIONES

El 71% de los titulares de planes de pensiones desconoce la cuantía de las comisiones que paga y entre el reducido colectivo de conocedores de comisiones, lo más frecuente (32%) es asumir que las comisiones de su plan son iguales a las de otros...
A pesar de este panorama, para tranquilidad de muchos, los planes sí que tienen un límite máximo legal de comisiones del 2,5%. Pero, para pena de muchos inversores, el 64% de los partícipes de planes paga más del 2% por las comisiones, mientras que sólo un 9 por ciento paga menos del 1,25 por ciento.

Otro de los aspectos que debe barajar el ahorrador es qué pasa si invierte en un plan y a los años lo quiero cambiar por un PPA o viceversa. Como punto de partida, los traspasos entre estos dos productos se pueden realizar sin ningún tipo de penalización fiscal.

LOS TIPOS SÍ AFECTAN

Pero hay que tener en cuenta frente a este aliciente, que si el tomador del seguro se cambia de PPA perderá la garantía prometida, ya que la inversión se valora a precio de mercado si se sale antes de la fecha de vencimiento. ¿Y si bajan los tipos de interés? Tampoco le interesará buscar otro, porque perdería parte de la ganancia que logra con un PPA creado en tiempos de tipos más altos.

Por su parte, los planes de renta fija también se valoran a precio de mercado, aunque estas fluctuaciones se conocen a diario gracias a la publicación de su valor liquidativo.
Una vez que ya tiene clara la fiscalidad de estos productos y los aspectos financieros, como las comisiones o gastos, queda fijarse en las rentabilidades. Frente al 2,42% en el que se coloca el tipo de interés mínimo para los PPA, con carácter general, los planes de renta fija a corto plazo ofrecen un 1,99% en el último año y los de renta fija a largo, el 0,81%. Pero, como ocurre en todas las casas, aquí también hay de todo.

Dentro del corto plazo la oferta asciende a 110 planes que ofrecen entre un 3,41% en doce meses y un negativo 10%. En productos de renta fija a largo plazo, las ganancias de sus 61 planes se mueven entre el 3,80% y unos números rojos del 1,87%. La clave está en saber buscar las mejores opciones, con comisiones bajas. Eso sí, también debe tener claro que rentabilidades pasadas no garantizan las futuras.

La renta variable, la mejor

¿Y en renta variable? La rentabilidad media de estos planes sube al 11,6% interanual, mientras que los mixtos de bolsa se anotan el 7,17%. Por supuesto, asumiendo mayor riesgo. Además, está demostrado que en el largo plazo la renta variable es más rentable que la fija y al estar hablando de productos finalistas, el paso de los años en la mayor parte de los casos está garantizado.
Debe tener claro dónde quiere invertir para ir a la oficina a contratarlo. Si es de su misma entidad, el trámite será rápido, pero si tiene que traspasarlo a otra el papeleo crece y deberá ir a la firma de destino, desde donde le harán los trámites.

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