Partimos de un año en el que, por ejemplo, el euro se ha revalorizado un 33% frente a la moneda británica y el dólar ha marcado mínimos frente al yen desde 1995. Nada hacer prever que concluya la etapa convulsa, y se estima que cuando se restablezca la liquidez en los mercados financieros, el dólar seguirá la senda de la depreciación y se mantendrá débil frente a sus socios.
Respecto al euro aunque la recesión es la mayor prueba para la moneda única desde su creación hace diez años, está mejor posicionada para afrontar el difícil periodo que se avecina.
La libra continuará débil este año, pero se estima que el euro acabará en los 1,28 dólares, lo que supondría una apreciación respecto al cierre del cierre de 2008 -1,39 dólares-.
Pero se mantendrá la volatilidad en el mercado de divisas, por lo que invertir en activos que apuesten por la evolución monetaria es una opción con riesgo.
Se tendrán más en cuenta los datos fundamentales de los países para valorar sus monedas frente a estrategias como el carry trade -invertir en divisas con tipos de interés altos y endeudarse en las que cuentan con tipos bajos-, que tanto distorsionó el mercado de divisas.
Seguirá siendo un mercado lleno de turbulencias y contradicciones el de la deuda y los bonos.
El dinero se refugia actualmente en la deuda pública por la fuerte aversión al riesgo, y los diversos Estados pueden aún, por ese motivo, emitir con buenas condiciones. Las bajas rentabilidades hay que ponerlas en el contexto de contracción económica, poco apetito por el riesgo, niveles muy bajos de inflación y recortes importantes en los tipos de interés.
Sin embargo, se prevén cambios a lo largo del año. Por un lado, la inundación de deuda pública bajará los precios y aumentará las rentabilidades, y más en la medida que el temor de los ahorradores y los fondos de pensiones aminore y se dirijan hacia otros activos.
El aumento del déficit presupuestario en todo el mundo desarrollado desencadenará un incremento de las emisiones de deuda pública y una subida de las rentabilidades. No obstante, una mayor tasa de ahorro en Estados Unidos y un papel más protagonista de los bancos en la compra de bonos puede evitar una fuerte subida de las tasas.
Pese a las incertidumbres, es previsible que los tipos de corto plazo bajen sensiblemente más que los tipos de los productos a largo plazo.
el futuro inmediato del sector inmobiliario, la purga de precios seguirá en todo el año en Reino Unido, Irlanda, España y algunos países de Europa del Este. Incluso también hay presión en los precios en Francia.
Parece que con el dinero más barato puede comenzar a verse oportunidades en algunos mercados europeos en la segunda parte del año.
sábado, 3 de enero de 2009
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